La lechuza Gebra y el gato Fum, mantienen una relación conmovedora, aunque difícil de mantener en entornos naturales. Esta ave entrenada y este felino domesticado en una localidad de Tarragona suelen jugar juntos en el campo sin parar, además de compartir la pasión por los ratones. Pese a que lo más probable es que se deba a que crecieron juntos desde muy jóvenes, se trata de una preciosa anécdota para reflexionar sobre el origen biológico o aprendido de las fobias entre especies y las conductas violentas de los animales, incluidos los humanos.
Fum y Gebra jugando en el campo.
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