A pocos kilómetros del Puerto de la Cruz, ciudad turística y costera al norte de Tenerife, una antigua casa de campo de dos pisos observa impasible el paso del tiempo. Sólo un detalle la diferencia del resto de casas de tipo tradicional que pueblan el norte de la isla: el haber acogido entre 1913 y 1918 la Estación de Antropoides de Tenerife (EAT), considerada por la ciencia académica el primer centro de estudios primatológicos de la historia.
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La Casa Amarilla en 1999 tras los trabajos de demolición que se realizaron en esa década (imagen: Asociación Wolfgang Köhler).
Su director desde 1914, el psicólogo alemán experto en percepción Wolfgang Köhler, considerado padre de la escuela de la Gestalt por la psicología moderna, asumiría el control de la EAT hasta el final de sus días, valiéndose de su labor con los simios para la redacción de un texto clásico y multidisciplinar: La inteligencia de los chimpancés. La experiencia pionera de Köhler en Tenerife supondría un importante precedente para la primatología moderna, dotando a su autor de reconocimiento y prestigio a niveles internacionales. No correría la misma suerte sin embargo aquella casa de campo; ruinosa, vieja y en abandono; la que se conoce como La Casa Amarilla del Puerto de la Cruz se encuentra hoy al borde de la desaparición.
Por su ilustre pasado, la Casa Amarilla es hoy parte de la historia de la ciencia. Su nombre es citado en libros de texto y salones de conferencias de todo el mundo, y sin embargo sufre en la actualidad el más lamentable de los abandonos. Desde que fuera declarada Bien de Interés Cultural en 2005, la ley de Patrimonio Histórico de Canarias obliga a sus propietarios a procurar su conservación y mantenimiento en todo momento, así como a su restauración. Ninguno de estos compromisos han sido cumplidos hasta el momento.
Desafortunadamente, a principios de los noventa se realizaron obras de demolición en la Casa Amarilla que dieron abajo con la cubierta y parte de las caras este y norte. En esos mismos años se constituyó la Asociación Wolfgang Köhler de Tenerife, dedicada a promover la restauración de la Casa Amarilla mediante acciones de divulgación y a solicitar, en innumerables ocasiones, el compromiso de las administraciones públicas. Otras muchas instituciones, como la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia y la Universidad de La Laguna, ya se han pronunciado oficialmente a favor e incluso ha presentado un proyecto de Museo para la Casa en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz.
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Aspecto de la fachada principal de la Casa Amarilla antes de la demolición (imagen: Asociación Wolfgang Köhler).
En el año 2004, Marcos Brito, actual alcalde del Puerto de la Cruz, se comprometió a salvar la Casa Amarilla y restaurarla frente a la Conferencia Nacional de Decanos de Psicología que presentó una propuesta sobre la restauración del recinto, hasta hoy incumplida. El apoyo a la restauración de la Casa Amarilla ha sido expresado por numerosas instituciones científicas de todo el mundo, así como por medios de comunicación nacionales, varios colegios de psicólogos, el Instituto Max Planck, la revista Nature y la primatóloga Jane Goodall.
Desde Somos Primates, nos gustaría sumarnos a esta iniciativa de la Asociación Wolfgang Köhler de Tenerife, que se opone a la demolición de este antiguo centro. Es nuestro deseo apoyar también el proyecto de creación de un Museo en La Casa Amarilla, ya que consideramos fundamental preservar aquellos lugares que fueron pioneros en la idea de que lo que nos separa de los otros grandes simios es tan poquito, que merece la pena estudiarlo en profundidad.
Un centro pionero a escala mundial
Fundada en 1912 por la Academia Prusiana de las Ciencias a expensas de la Fundación Albert Samson-Stiftung, la EAT surgiría inicialmente como una iniciativa personal del profesor del neurofisiólogo Max Rothmann para, según una de sus ponencias, “el establecimiento de investigaciones psicológicas y fisiológicas cerebrales en antropoides”.
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Los estudios poco sistemáticos y esporádicos realizados hasta entonces por militares y aventureros, o de forma ocasional en jardines zoológicos, resultaban insuficientes para cubrir la demanda de información sobre comportamiento animal o posibles vínculos de parentesco entre hombres y monos. Los científicos se plantearon entonces la creación de un centro de estudios primatológicos al que se pudiera llegar “a Europa en poco tiempo, pero sin alejar demasiado a los antropoides de la zona subtropical llevándolos demasiado al norte”.
Las Islas Canarias, al noroeste del continente africano, se ofrecía como un emplazamiento ideal para este proyecto. Su elección favorecía el traslado de los simios desde Asia -orangutanes- por la ruta de Tánger, o por África -chimpancés y gorilas-desde Camerún. En poco tiempo, un grupo de siete chimpancés de la subespecie Pan trolgodytes troglodytes se “alojó” en el Hotel Martiánez de Tenerife a la espera de un puesto definitivo para el centro. Mientras tanto se proponía al joven graduado Eugen Teuber para su dirección.
El propio Teuber se encargaría de establecer una sede para la EAT con el alquiler de una casa de campo “con cuatro habitaciones, cocina y jardín, y con un terreno de 2.000 metros cuadrados. [...] El contrato es por siete años, pagando 1.140 marcos al año con derecho al agua y a usar el teléfono”. Un año después de su elección, el joven Teuber abandonaría su cargo por motivos personales.
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A finales de 1913 se propuso un nuevo investigador para dirigir la AET: el asistente del Instituto de Psicología de la Universidad de Frankfurt, Wolfgang Köhler. Precisamente en esta institución, Köhler habría participado ya de forma destacada al intervenir junto on Max Wertheimer y Kurt Koffka en la serie de experimentos fundacionales de la escuela de la Gestalt, una de las principales ramas de la psicología.
En poco tiempo, el nuevo director se trasladó junto a su familia a Tenerife y formalizó su contrato para iniciar de forma inmediata sus experimentos con los simios. Para ello contaría con los medios establecidos de antemano por Teuber: un grupo de chimpancés compuesto por dos machos -Sultán y Kónsul- y cinco hembras -Tschego, Grande, Tercera, Rana y Chica-; un amplio patio de juegos con habitáculos para el descanso; un empleado de la zona -Manuel González y García, también llamado “el de los Machangos”- encargado de la alimentación y limpieza de los animales; y un laboratorio para la fotografía y filmación.
La labor de Köhler
El programa de Köhler estaba orientado al estudio de las emociones, la inteligencia y la percepción de los chimpancés. Destacan entre sus actividades la realización de tareas basadas en el uso del razonamiento, como acoplar cañas, apilar cajas o el uso de pértigas para alcanzar alimentos inaccesibles. Entre los años 1915 y 1921 se publica además una serie de cinco monografías descriptivas sobre los experimentos de la Casa Amarilla y sus resultados. Dos de ellas, la tercera y la cuarta, quedarían reunidas posteriormente en La inteligencia de los chimpancés, cuya variada influencia, extensible a campos tan dispares como la psicología, la etología o la primatología, terminaría otorgándole la condición de clásico científico a escala mundial.
Los años de Wolfgang Köhler y su familia en el Puerto de la Cruz transcurrirían sin incidencias salvo excepciones, como el hecho de ser acusado por sus vecinos de actuar para el gobierno germano durante la Primera Guerra Mundial espiando el tráfico de submarinos ingleses. En 1918, la EAT se trasladó a una nueva y espaciosa finca denominada El Ciprés, en el municipio aledaño de La Orotava. Meses más tarde, este centro pionero -el primero en todo el mundo dedicado al estudio de los primates- fue cerrado definitivamente por falta de presupuesto.
La crisis económica provocada por la Gran Guerra terminaría prematuramente con el proyecto ideado por Max Rothmann. Sus ochos años de existencia, sin embargo, resultarían suficientes para considerarlo un éxito científico y profesional. La EAT inspiraría la apertura de nuevos centros primatológicos por todo el mundo, como el Anthropoid Breeding and Experiment Station, fundado por Robert Yerkes en Orange Park (Florida).
Wolfgang Köhler, por su parte, fue nombrado en 1921 catedrático de Filosofía de la Universidad de Berlín, lo que le concedió además la dirección del Instituto de Psicología de dicha Universidad. Posteriormente fue nombrado Presidente de la Asociación Americana de Psicología, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, y Doctor Honoris Causa en universidades de Estados Unidos y Europa. En reconocimiento a su labor investigadora existe además hoy el Centro de Estudios Primatológicos Wolfgang Köhler de Leipzig, dedicado al estudio de los grandes simios y su conservación.
Héctor García
Colaborador de la Asociación Wolfgang Köhler de Tenerife
Actualización del administrador:
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